METAMORFOSIS

Se había acostumbrado a ganar siempre. Era incapaz de trabajar en equipo, ya que desconfiaba de las capacidades de los demás. Prefería asumir solo todos los riesgos, así sería únicamente suyo el éxito o el fracaso.

La vida le había sonreído, lo tenía todo, salvo ilusión y alguien con quien compartir sus días. Se encontraba solo, sentado en un banco del parque, cuando un balón rodó hasta sus pies. Detrás llegó su dueño perseguido por su madre. Lo miró sonriente y le preguntó: ¿juegas conmigo a meter gol?

Volvió a brillar la emoción en sus ojos. Desde entonces son tres.

Relato publicado la 3ª semana de septiembre en

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